domingo, 4 de abril de 2010

Elogio a la Soberbia



Divina soberbia que prostituye letras por mayoreo, que trafica con la razón escasa y necia, que transgrede las fieles ideas de un hombre que sintió en la carne, las verdades que cuentan sus talones.
Divina soberbia injustificada, crucificada en actos inargumentados, ¡Vamos todos amigos míos! A recoger remedos de cultura, ¿Qué vergüenza nos aflige?, ¡Vamos todos! a escuchar una voz extranjera que se esfuerza por sentir y encarnarse el papel protagónico de los actos escénicos, que quiebra su voz al recordar su conquista espiritual, mientras nos habla de la nuestra, ¡Vamos todos a creerle a l Doctor! que ha ido más allá del último peldaño de la pirámide de Maslow. ¿Han sentido ya?, que por más corruptos que se encuentren, aún esa voz diplomática y arrastrona le causa al ser náuseas espirituales, que pese a su indigesta de nefasta existencia, les cobija un aire pretencioso.
Hay si, gente que puede ser soberbia sin temor a nada, sin culpa alguna, hay soberbia exquisita, pero también tiene algunas hijas bastardas, por ejemplo la gula de poder, el empacho de vacío, búsqueda de madre. Fracasos rotundos que no contribuyen más que a la ruina y al caos; infelicidad pese a todo.
Hijas rameras, que se comparan con ella, que buscan tras sus actos humanitarios un rincón junto al padre, que se les otorgue una presea, o un honor póstumo que termine en que su nombre sea inmortal, y cuando se cite; los invitados se remonten a su noble conducta, a su acción pro social, que se diga que su vida fue dichosa y plena.
Soberbia, que dista abismalmente de la humildad conformista, de la piedad, la lástima, y el merecido castigo a los que subyugan, de los que estiman las opiniones públicas en poses homosexuales, felizmente recibidas por féminas caprichosas que gustan de recibir radiantes sonrisas y chisme barato farandulero, a cambio de no cuestionamientos jurídicos, ni de la misma moral de la que se jactan aplicar. ¿Qué decir de los varoniles caballeros?, cuya imagen es más bien una parodia de ex convictos narcotraficantes, pero estos, siempre buscados por su calidad humana, su facilidad de resolver problemas económicos, sus magníficas relaciones “públicas”, con países primer mundistas.
La divina soberbia exige como acto inicial, causar mil veces el caos, al la pasividad intelectual, ser arrojado del paraíso, antes que la conformidad de “nacer para ser mandado”, causar guerras, revoluciones (de cualquier tipo), antes que permitirse ser la servidumbre de un país ajeno, y el representante oficial del país por ende, un bufón usando Chanel, sus hijos heredando la mala fama de papá, por si fuese poco el mal humor de mamá, las estúpidas excentricidades, la nula presencia y el mal porte, la habitual sumisión, y el pago social por aceptar un puesto de Señora o un lugar en la fotografía junto al mandatario.
Y en este caos ingobernable, la soberbia sigue teniendo mala reputación, las afiliaciones y la pertenencia a grupos de cualquier tipo son menester: la derecha o la izquierda, católicos, liberales, los del A y los del B, justos y pecadores.
Esclavos de la información, seleccionada con mucha objetividad para evitar revueltas en el pensamiento crítico, desde luego destetarnos del Estado, dejar de consumir soma, e ideas fabricadas.
Víctimas mediáticas, sociedad de consumo irracional, y ¡Felices todos!.
Carol pOp Art, en pro de no más venta de patria, no más venta de México, no más venta de nuestras raíces, de nuestras madres y padres, no más tráfico con nuestros sabores, y almas.
***No seamos nacionalistas por el mes de septiembre, México es sinónimo de amor, de trazo indeleble. De nada nos servirán las banderas en las fachadas, o los gritos eufóricos, si antes no nos convence lo nuestro.
¡En pro del levantamiento de la crítica social y política!
¡No más mofa a nuestros hermanos inconformes y revolucionarios!
¡En pro del respeto a nuestros pueblos naturales, por la dignidad y el valor a los mismos!

septiembre, 2009.

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